¡Buenos días!

Hoy os hablaremos de las incrustaciones; las consideramos un tema importante ya que cada día están más demandadas en la clínica. Pero... ¿por qué?

El principal motivo es que es una buena manera de preservar el material dental remanente (diente sano que nos queda en boca) ante una gran caries. Es decir, nos permite ser lo más conservadores posible con el diente a la hora de restaurarlo.

¿Qué es una incrustación dental?

Es un "empaste" hecho en el laboratorio que  nos aporta más resistencia y mejor ajuste en caso de caries profundas, así como una mayor estética. La resistencia nos la aporta el material con la que se fabrica: la porcelana. Se trata del mismo material con el que se fabrican también las coronas dentales. Es  un producto muy resistente y de ahí la necesidad de trabajarlo en el laboratorio ya que en clínica sería difícil. 

El buen ajuste nos lo proporciona el poder realizar los empastes fuera de boca, aislándolo así de la saliva, lengua y bacterias bucales. Con lo cuál ya tenemos otra ventaja más: la asepsia.

Pero el mayor beneficio, como hemos señalado anteriormente, es que no tenemos que recortar diente, basta simplemente con eliminar la caries y dejarlo limpito.

¿Cómo es el proceso para elaborarlas?

Muy fácil: con dos citas* en la clínica ya tienes tu incrustación dental en boca.

En la primera cita, removemos el material careado y tomamos una impresión mediante el scanner intraoral, y enviamos esta copia impresionada a nuestros técnicos del laboratorio, quienes darán forma y color con una precisión exacta.

En la segunda cita (al de una semana), colocamos ya la incrustación en boca.

*Después, como siempre con o sin incrustación, lo suyo son las revisiones habituales para tu correcto seguimiento oral. Éstas no hay que dejarlas pasar y acudir cuando toca, porque ya véis que soluciones hay para casi todo, pero si se puede mantener una boca sin caries, mucho mejor. 

¡Feliz viernes!