Muy buenas a tod@s!!

Cuando decidimos renovar la web y hacer un blog no sabíamos muy bien cómo organizar los contenidos y quién iba a escribir según qué cosas; decidimos hacer varias secciones. La que yo (Juan) escribiré desde hoy no será una sección científica o enseñando casos, sino algo más bien de vivencias personales y peculiaridades de una clínica dental, nuestra profesión, nuestro equipo y nuestra historia como Peñota Dental, cosas que no se ven desde fuera y que seguro que muchos que sois amigos y conocidos ya conoceréis.

En este primer artículo no hay ningún dentista ni tradición médica la verdad; yo desde pequeño más bien soñaba con ser deportista, periodista deportivo o algo por el estilo; más tarde, ya cuando alcancé los 16-17 la idea se acercaba más a ser un profesional técnico tipo ingeniero o algo parecido. El problema vino cuando llegó la hora de elegir las 5 carreras a las que hay que dar prioridad después de hacer la Selectividad, tenía muchas dudas; recuerdo que subí a la UPV en Leioa con dos de mis mejores amigos del colegio: Iñaki Ituarte, quien hoy en día colabora con nosotros en Peñota como anestesista, y Xabi Oyarbide, a quien tenemos un poco más perdida la pista...

Iñaki tenía claro que quería estudiar Medicina y Xabi, Arquitectura, y mientras subíamos en el bus ambos me intentaban convencer para que estudiara con ellos; según nos acercábamos a la Facultad la idea de hacer Medicina o Biología se iba aclarando y difuminando por momentos, parecía que estaba sincronizada en función de la dirección de las curvas que tomaba el autobús. Los años de carrera que había que meter para Medicina y la difícil situación laboral de Biología eran principalmente las inquietudes que pasaban por mi cabeza.

Llegamos a la secretaría en Leioa y nos tocaba elegir... No sé por qué en ese momento se me ocurrió hacer algo similar a Medicina pero menos años, sin el MIR y todo eso, y elegí Odontología... junto con Periodismo y Filosofía. Ya veis que tenía un lío de cuidado con 17 años!

A la hora de llegar a casa y contárselo mi ama, hermano, abuelos y tal, se quedaron flipados, menuda sorpresa se llevaron cuando vieron que no era ninguna de las opciones con las que les había estado cargando...

Lo cierto es que no fue una vocación temprana desde niño, pero cuando empecé a estudiar y, sobre todo a trabajar, entonces comprendí mejor lo que era ser dentista y llevar una clínica, un oficio que me ha atrapado de forma fascinante y que si te quieres dedicar a él de verdad es más que una forma de vida. Al fin y al cabo, es la mejor manera de plantar cara a esos días en los que a veces desearías quedarte en la cama, toda una motivación el pensar con qué sonrisas me va a sorprender la jornada para llegar cada día a Peñota y dar lo mejor de mí mismo.

El próximo día creo que os hablaré de los años de carrera y de todos los amigos que allí conocimos Maite y yo.

¡Años buenos de verdad!